Alrededor de dos años de trabajo y colaboración con clientes y proveedores han sido necesarios para el desarrollo e implementación de programas que hoy se traducen en diversas acciones a través de las cuales BioMar incrementará su aporte a la sustentabilidad de la salmonicultura en Chile.
A nivel global, BioMar Group ha enfatizado en su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el abastecimiento responsable de materias primas -como soya e insumos marinos- y la reducción de la huella de carbono. Además de los compromisos globales, en Chile, la firma de origen danés ha enfocado sus esfuerzos en líneas específicas sobre temas que inciden en el medio ambiente: indicadores y metas de sostenibilidad, incorporación del concepto de economía circular en parte de sus procesos, reducción del uso de plástico en sus envases e innovación y renovación en la forma de entregar el alimento, en términos de envasado y transporte.
“Como actores relevantes de la cadena productiva del salmón, debemos avanzar y empujar iniciativas y programas que nos lleven a todos a disminuir y controlar nuestro impacto en el medio ambiente. Huella de carbono, energías renovables, reducción del uso de plástico y cuidado de los recursos naturales son temas que todos debemos empujar, desde nuestros distintos roles”, comenta Cristian Dominik, director del área Técnica de BioMar Chile.
Más entrega a granel y menos envases
Sin duda el principal volumen para envasado de alimento se concentra en la fase de engorda, en agua mar. Así, mientras en Noruega, la embarcación Kryssholm ha comenzado a mover alimento de BioMar a granel, en nuestro país se ha avanzado en el mismo sentido: desde inicios del 2020, BioMar Chile ha estado impulsando el transporte de alimento a granel a centros de cultivo. La embarcación MN Yartou ha movilizado alrededor de 13.250 toneladas de alimento de engorda, apoyando la logística de alimento con algunos clientes. “Aquí hemos trabajado de la mano constantemente, buscando los ajustes, derribando paradigmas y desarrollando soluciones para los distintos desafíos. Una apuesta más que desafiante, gratificante”, relata Bernardo Guajardo, jefe de Logística de la firma de alimento.
Se trata de una embarcación que tiene capacidad para transportar 450 toneladas de alimento a granel, además de 170 toneladas en cubierta, con una velocidad de descarga que supera la del modelo convencional. Más allá de las ventajas operativas y de seguridad, este sistema permite reducir el uso de pallets y bolsas, además de eliminar la logística inversa asociada al transporte exclusivo de maxi-sacos.
“Estamos muy contentos de ser parte de esta iniciativa que presenta BioMar. Así seguimos reforzando nuestro modelo de sostenibilidad a través de acciones concretas que nos permiten tener operaciones más seguras, y a su vez disminuir nuestros residuos y emisiones”, expresó Alfredo Tello, Gerente Técnico y Sostenibilidad de Salmones Camanchaca, una de las salmonicultoras que ha apostado por esta iniciativa.
Pruebas con envases ‘retornables’: Green-Feed
En estos días, BioMar se encuentra afinando las últimas pruebas del sistema Green-Feed. Un nuevo concepto de envase ‘retornable’, de polietileno de baja densidad (LDPE) que puede ser un salto tecnológico en lo que a envases para alimento se refiere. “Esto es avanzar hacia la posibilidad de usar un envase retornable. Green-Feed es una iniciativa que demuestra voluntad de decisión en BioMar, impulsando algo que podría tener un efecto inmediato en la reducción de uso de plásticos y pallets, un mejor almacenaje al ser apilables, y podría impulsar un cambio en la matriz de nuestros envases en pro del desarrollo sustentable de la industria del salmón”, explica Óscar Berríos, Product Manager de BioMar.
BioMar ha lidereado durante los últimos años el desarrollo de materia primas sostenibles, la reducción consistente de uso de materias primas marinas, mejores índices de conversión, cambios en la matriz energética y ahora se compromete en forma concreta con la reducción del uso de plásticos.
Green-Feed, impulsado por BioMar, puede transformarse en una opción real a la disminución de demanda por polietileno de baja densidad, mejorando sustancialmente la calidad del envase en el transporte de alimento, además de ser una solución a la presión -o mandato legal en algunas industrias- por bajar el consumo de plástico de primer uso.